Recuerdo el impacto que me produjo esta cinta el año de su estreno. Verla en pantalla grande fue un auténtico regalo que atesoro en mi memoria. A día de hoy, casi quince años después de aquello, puedo decir sin miedo a equivocarme que no ha perdido ni un ápice de la intensidad con la que fue creada.
Una película que bien pudo haber sido realizada como contundente respuesta a los que proclamaban la muerte de la animación tradicional con la llegada del 3d, pues gracias a su virtuosismo técnico y a lo ambicioso de su planteamiento demuestra lo que pueden llegar a hacer un grupo de japoneses encerrados en un estudio durante algo más dos años. La exuberancia de su puesta en escena, la belleza de los paisajes, el excelente trabajo de caracterización de los personajes y una gran banda sonora compuesta por Joe Hisaishi hacen de ella una de las obras cumbres dentro del cine de animación japonés. La historia épica y operística, ambientada en un Japón feudal que deja paso a la revolución industrial del hierro, además de combinar a la perfección el drama y la comedia, contiene alguna de las mejores secuencias de acción del cine moderno. Con ella el maestro Miyazaki también nos hace reflexionar sobre la relación del hombre con la naturaleza, sobre la inminente necesidad de simbiosis entre ambos, pero también sobre la destrucción a la que los seres humanos parecemos estar inevitablemente ligados. Cómo digo, una obra maestra de Japón para el mundo.
hace ya 15 años?? entonces yo tenia 9 cuando la vi! hace poco me entraron ganas de volver a verlas. Cuando vuelva a casa te la robaré de la habitación y la veré otra vez :)
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